Vegetación Maspalomas Gran Canaria:
Las euforbias de Canarias o Cardón Canario
El género Euphorbia es uno de los más ricos y variados del mundo vegetal. El botánico sueco Carlos Linneo se lo dedicó a Euforbio, un médico griego del siglo I a. c. que trabajó al servicio del rey Juba II de Mauritania. Según Plinio el Viejo, Euforbio estudió el látex de algunas euforbias cactoides del norte de África: Euphorbia resinifera, de las montañas del Anti-Atlas, y Euphorbia officinarum, que vive en la región costera desde Cabo Ghir, en Marruecos, hasta Cabo Blanco, en Mauritania. Por sus propiedades tóxicas lo recomendó para envenenar flechas aunque, curiosamente, también le atribuyó la virtud de contrarrestar el veneno de las serpientes.
Algunos ejemplares alcanzan dimensiones enormes, como el de Buenavista, en Tenerife, que cubría una superficie de unos 150 m2. Este cardón, desaparecido hace años, aún figura en el escudo heráldico de ese municipio. En 1991, el Parlamento Canario eligió al cardón como símbolo vegetal de Gran Canaria.
El cardón se ha utilizado tradicionalmente para “embarbascar”, una técnica que consiste en arrojar algunas ramas en los charcos costeros para que el látex atonte a los peces y así poder cogerlos fácilmente. También se emplea para tratar la tetera de las cabras, untando las ubres por la base con el látex. En medicina popular se ha recomendado para aliviar dolores de muelas y combatir enfermedades cutáneas, aunque estas prácticas son bastante peligrosas, como se indicó más arriba.
El cardón canario es una planta robusta que puede superar los 4 m. de altura, con tallos erectos de 4, 5 ó 6 caras, provistos de espinas cortas (0,5 cm) situadas en doble fila a lo largo de las aristas. Crece en las zonas bajas de todas las Islas, por lo general formando con algunas especies de tabaiba un matorral conocido como “cardonal-tabaibal”.
El cardón de Jandía es muy parecido a las euforbias cactoides norteafricanas. Los ejemplares adultos raramente superan un metro de altura, y presentan ramas con 8 a 14 caras, con las aristas erizadas de espinas más largas (2-3 cm) que las del cardón canario. Se trata de una especie seriamente amenazada de la que sólo existen algunas poblaciones en la península de Jandía, en Fuerteventura.
Algunos ejemplares alcanzan dimensiones enormes, como el de Buenavista, en Tenerife, que cubría una superficie de unos 150 m2. Este cardón, desaparecido hace años, aún figura en el escudo heráldico de ese municipio. En 1991, el Parlamento Canario eligió al cardón como símbolo vegetal de Gran Canaria.
El cardón se ha utilizado tradicionalmente para “embarbascar”, una técnica que consiste en arrojar algunas ramas en los charcos costeros para que el látex atonte a los peces y así poder cogerlos fácilmente. También se emplea para tratar la tetera de las cabras, untando las ubres por la base con el látex. En medicina popular se ha recomendado para aliviar dolores de muelas y combatir enfermedades cutáneas, aunque estas prácticas son bastante peligrosas, como se indicó más arriba.
El cardón canario es una planta robusta que puede superar los 4 m. de altura, con tallos erectos de 4, 5 ó 6 caras, provistos de espinas cortas (0,5 cm) situadas en doble fila a lo largo de las aristas. Crece en las zonas bajas de todas las Islas, por lo general formando con algunas especies de tabaiba un matorral conocido como “cardonal-tabaibal”.
El cardón de Jandía es muy parecido a las euforbias cactoides norteafricanas. Los ejemplares adultos raramente superan un metro de altura, y presentan ramas con 8 a 14 caras, con las aristas erizadas de espinas más largas (2-3 cm) que las del cardón canario. Se trata de una especie seriamente amenazada de la que sólo existen algunas poblaciones en la península de Jandía, en Fuerteventura.