Fuerteventura (Gran Canaria): Se celebró un año más en El Cotillo la tradicional calada de salemas. Pescadores y vecinos del pueblo no perdieron la oportunidad de compartir una tradición que se revive desde hace 30 años. De una punta a otra del charco se arrojaron redes que atraparon cientos de kilos de pescado.
Con motivo de las fiestas en honor a la Virgen del Buen Viaje, el pueblo de El Cotillo se volcó durante este fin de semana para renovar una de sus tradiciones más populares: la calada de pescado. El proceso comenzó durante la madrugada del pasado sábado, cuando se llenó la marea sobre el Río de El Cotillo, en las cercanías del Faro, y los más maños en el oficio se dispusieron a colocar las redes de una punta a otra del charco.
No sería hasta que desapareciese la Luna del cielo, en torno a las 8 de la mañana, cuando, ya con la marea baja, tuvo lugar la recogida de cientos y cientos de kilos de salema, que es la especie más común del litoral norteño. En una minuciosa tarea en la que participaron una gran cantidad de personas, tanto desde dentro del agua como desde la orilla y las embarcaciones, poco a poco fueron cercando un perímetro de más de 200 metros, recogiendo las redes y, después de echar los chinchorros, alcanzaron la orilla con montañas de salemas.
Un nutrido grupo de personas participó en la captura del pescado desde primeras horas de la mañana, y sobre las diez llegaba al muellito del pueblo el camión con la primera carga de salemas. Allí esperaba un grupo de mujeres y hombres con gran experiencia en el jareado del pescado, que inmediatamente se puso manos a la obra. Tras la limpieza del pescado, que se prolongó durante varias horas, se procedió a salar el género en una bañera y luego se trasladó en carretilla hasta la misma playa del muellito para ponerlo al sol y secarlo al aire.
No sería hasta que desapareciese la Luna del cielo, en torno a las 8 de la mañana, cuando, ya con la marea baja, tuvo lugar la recogida de cientos y cientos de kilos de salema, que es la especie más común del litoral norteño. En una minuciosa tarea en la que participaron una gran cantidad de personas, tanto desde dentro del agua como desde la orilla y las embarcaciones, poco a poco fueron cercando un perímetro de más de 200 metros, recogiendo las redes y, después de echar los chinchorros, alcanzaron la orilla con montañas de salemas.
Un nutrido grupo de personas participó en la captura del pescado desde primeras horas de la mañana, y sobre las diez llegaba al muellito del pueblo el camión con la primera carga de salemas. Allí esperaba un grupo de mujeres y hombres con gran experiencia en el jareado del pescado, que inmediatamente se puso manos a la obra. Tras la limpieza del pescado, que se prolongó durante varias horas, se procedió a salar el género en una bañera y luego se trasladó en carretilla hasta la misma playa del muellito para ponerlo al sol y secarlo al aire.
El Informador de Maspalomas.
Gran Canaria, Canarias, España.